Reign through language and the arts
Linguistic heritage is a culturally received habit decades after decades. A joke, a little joke, a joke echoes more in our habits than many of the aforementioned college or university lectures.
The language and its peculiarities seek to standardize cultural expectations with the aforementioned tones and phonemes with which we are familiar.
Each language has a storytelling immersed in the construction process. If we had a timeline of the origin of each of the words, I could describe the scope that each word had with the psychosocial process of each era.
Identifying these scopes is merit to recognize the linguistic casuistry of each of the territories.
A map of zones that would allow us to analyze each of these cases would give sufficient illustration value to the history of our linguistic habits. That is why it is healthy to propose independence and evolve Spanish to new fields that allow that versatility typical of the origin of new languages.
Idéeme could be the new name for our language.
Letters and innovation are arriving at a delicious cocktail that allows connecting audiences and development expectations.
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La herencia lingüística es un hábito recibido culturalmente décadas por décadas. Un chiste, un chascarrillo, una broma hace más eco en nuestros hábitos que muchas de las mencionadas cátedras de colegio o universidad.
El lenguaje y sus particularidad busca homologar las expectativas culturales con los mencionados tonos y fonemas los cuales estamos familiarizados.
Cada lenguaje tiene un story telling inmerso en el proceso de construcción. Si tuviéramos una línea de tiempo de el origen de cada una de las palabras podría describir el alcance que tenía cada palabra con el proceso psicosocial de cada época.
Identificar esos alcances es mérito para reconocer la casuística lingüística de cada uno de los territorios.
Un mapa de zonas que nos permitiese analizar cada uno de estos casos daría valor suficiente ilustración a la historia de nuestros hábitos lingüísticos. Por eso es sano plantear independencia y evolucionar el español a nuevos terrenos que permitan esa versatilidad propia del origen de nuevos idiomas.
Idéeme podría ser el nuevo nombre a nuestro idioma.
Las letras y la innovación están llegando a un cocktail delicioso que permite conectar audiencias y expectativas de desarrollo.
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